Reseña de Coco (2017)

Trata sobre Miguel, un niño de doce años con gran talento y pasión por la música, su sueño es llegar a ser tan exitoso como su ídolo, Ernesto de la Cruz, el músico más famoso de la historia mexicana. El problema es que su familia odia todo lo que tenga que ver con la música desde generaciones atrás. Al desafiar a su familia, Miguel cruza inesperadamente al mundo de los muertos, donde aprenderá una importante lección.

Coco es una película bellísima y conmovedora, con un entendimiento y respeto por la cultura mexicana que realmente hace que no puedas más que amarla. Se nota el trabajo de investigación de Pixar sobre nuestra cultura, y aunque se toma libertades como la unión de los alebrijes con la celebración de día de muertos (que no tienen conexión alguna) se aceptan pensando que se quería añadir colorido y folclore a la historia.

Por ese mismo lado, podría molestar el exceso de “mexican curious”, que es algo así como la manera en que los estadounidenses piensan que vivimos (como si todo México fuera San Miguel de Allende o una calle de Tlaquepaque). En mi caso no me sacó, ni me molestó, ¡me encantó incluso ver pan dulce mexicano computarizado!

Al tratarse de una película infantil, la trama de Coco resulta un poco predecible, pero Pixar compensa gratamente ese detalle con un desarrollo genuinamente divertido y emotivo, terminando en una experiencia mágica.

Realmente recomiendo mucho Coco, ya es una de mis favoritas del año.