Por @arturtavera
Se levantó de la mesa y metió su mano en el bolsillo derecho para sacar algunas monedas y dejar la propina. Ambos caminaron hacia la puerta de salida mientras subían el cierre de sus sudaderas porque comenzaba a hacer frío. Algunos metros después, los dos se detuvieron, se estrecharon la mano y se dieron un abrazo muy breve, de esos que se dan dos completos desconocidos, aunque en su caso no lo eran. Se dijeron buenas noches y comentaron que deberían verse algún otro día. Cada quien caminó en diferente dirección, uno de ellos volteó hacia atrás, esperando a que el otro se detuviera, volteara hacia él y le dirigiera una sonrisa lejana, sin embargo, no lo hizo. Lo vio perderse en la oscuridad y entre la gente, al punto de que era muy difícil percibirlo. Volteó nuevamente en la dirección a la que se dirigía y metió sus manos en los bolsillos del pantalón. Sus manos se estaban enfriando y también su corazón.